Dibujillo hecho en la oficina mientras me daban la tabarra al teléfono. Me pareció que no quedaba mal.
Aunque las navidades no son algo que me entusiasme especialmente, me pareció un deber cívico aportar al hiperglucémico mundo de las felicitaciones navideñas un ejemplar festivo pero mo acaramelado.
Así que nada, he aquí el erdadero espíritu de la Navidad, el 2CV atrapado en la nieve… bueno,no es el espíritu navideño pero mi tío tenía uno y cuando éramos niños era lo más divertido que te podías echar en cara.
Un dibujo sin pretensiones. La foto es de una de estas sociedades americanas que se dedican a representar acontecimientos históricos. Por cierto, siempre me ha parecido curioso cómo viven esas cosas de su historia los americanos. Yo creo que como tienen historia desde hace tan poquito la cuidan mucho más que nosotros, que somos unos desastres con patas.
Me gustó la cara de este señor, aunque el pobre igual no lo estaba pasando tan bien, porque tiene una pinta de estar a dos vasos de distancia del coma etílico que tira para atrás.
Esto me recuerda algunas reflexiones de tercer tiempo sobre las diferencias entre los borrachos españoles y los del resto de Europa…
In English, please:
I really liked this man’s face, although he didn’t seem to be having a great time, because he seems just two steps away from an ethylic coma.
He brings back to me some memories about after-match reflections about drinking in Europe vs drinking in Spain
Siempre me han hecho gracias los cafés de la zona del Sardinero en Santander, con grupos de viejas (y viejos, menos) que se dedican a pasar la tarde con un cortado y una tostada o croissant. Luego he visto que esto es común a toda España, con las correspondientes diferencias regionales, pero no deja de parecerme curioso.
Esto es un boceto para un cuadro que se me ha quedado a medias y que espero proseguir algún día de éstos. Era una foto divertida, con una señora mayor que miraba con una mezcla de envidia y desprecio a una chica joven.
El título creo que es un lema de uno de los ritos de iniciación masónica, cuando hacen reflexionar al aspirante delante de una calavera. Siempre me ha parecido una frase genial. Malévolamente genial.